SOLO TÚ...

SOLO TÚ...

martes, 14 de septiembre de 2010

ESA SENSACIÓN EXTRAÑA Y PLACENTERA CUANDO SE MUEVE TU TRIPA

Ya ando por la semana 26 de mi embarazo. Darío debe estar enorme, mañana lo confirmaré en el ginecólogo. Por fín le veré después de un mes ciega en este aspecto. Ha sido un mes interminable pero llevadero, porque mi hijo ha decidido por fin manifestarse abiertamente ante cualquier circunstancia que me haya ocurrido. Os lo describo para que lo entendáis mejor (las que ya sois madres lo sabéis perfectamente). El momento de preparar la comida es uno de mis favoritos, porque Darío se mueve como una culebrilla en mi barriga mientras huelo los alimentos, me chupo los dedos, pruebo algún guiso, o simplemente me acerco a la comida, mi estómago reacciona, como el de cualquier humano, y mi hijo lo siente, y se une a toda la cadena, perfectamente sincronizada, que mi cuerpo pone en marcha cuando voy a ingerir alimentos. Se mueve de un lado al otro, pega patadas, manotazos... y la sensación, unas veces es del tipo: Darío cariño que me destrozas!! y otras es más: ay mi enano que ya está pidiendo "papeo"... en cualquier caso es gratificante, y siempre me arranca una sonrisa. Otro de mis momentos favoritos es el de después de la comida, cuando me relajo un rato en el sofá o me echo una siesta. Mi pequeño pone en marcha toda una serie de pasos de baile para deleitarme, al menos así me gusta pensarlo a mí, mi barriga se abulta por un lado, empequeñece por otro, cambia de forma a cada instante, y no puedo dejar de mirarla, no puedo dejar de mirarle a él... En ese momento no sabes definir quien eres, no estás segura de tu posición en el mundo, sólo te sale una palabra para definirte a ti misma, soy una "madre". La madre de Darío, la madre de un bebé que crece dentro de mí, que probablemente ya ande rondando el kilo de peso, que me acompaña en todo lo que hago, que hace que mis lágrimas se paren en seco si, por un momento, estoy triste, y me llena de energías renovadoras borrando todos los males, la madre de un niño que, si canto a voz en grito, o bailo y se me eriza la piel, se vuelve loco y empieza a dar volteretas dentro de mi barriga para acompañarme...

Sabéis esa sensación de estar segura de que nunca más estaréis solos?? pues eso es lo que me ocurre a mí. Tengo una familia maravillosa, única, excepcional. Tengo una pareja que me sorprende cada día, que permanece a mi lado en las duras y en las maduras. Pero igualmente durante toda mi vida he tenido momentos de soledad, de esa soledad arrebatadora que no te deja respirar, que se apodera de cada fibra minúscula e insignificante de ti misma, y da igual dónde te escondas, o hacia donde intentes huir, siempre te encuentra... pues esa soledad se ha acabado. Se ha esfumado, ya no viene a visitarme, ni siquiera me mira de reojo, porque ahora hemos creado un ser desde el más puro sentimiento, el amor, y crece dentro de mí cada día, a cada segundo, se hace grande, fuerte, se hace persona... Lo mejor de todo esto?? que no sólo crece él, si no que mi interior hace meses que ya no cabe dentro de este cuerpo...

Otro de los aspectos que me encanta de esta fase del embarazo, es la cara de ternura que pone todo el mundo cuando te mira. Es como: aaaaaayyyyy de cuánto estás?? y qué traes?? y para cuando pares?? ay que ilusión!! estarás loca de contenta no?? y tu marido qué dice?? él también estará loquito no?? es el primero no?? ayyy que bien, te felicito, por cierto, estás guapísima eh?? hay que ver qué guapas nos ponemos (también está la versión "os ponéis" en caso de que sea un hombre el que te hace el test de rigor) cuando estamos embarazadas eh??? y qué nombre le vas a poner?? ya tienes todas las cositas?? qué ilusiónnn (vuelta a lo mismo), es una experiencia inolvidable, disfrútala eh?? luego echarás de menos la barriga, a mí me pasó, pero cuando tienes a tu niño se te van todas las penas del mundo, aunque luego criarlos no es fácil eh?? no te vayas a creer tú que es un camino de rosas.... bla... bla... bla... (por cierto, he de decir que si es un hombre el que te hace el cuestionario, este es mucho más breve, conciso y directo, y si es una mujer que no ha estado embarazada se reduce a un par de preguntas, y el resto son sobeteos a tu panza y cara de aaaaaaaaaayyyyyyyyyyyyyy) en esos momentos en que la conversación ya deriva en un relato, más o menos largo, de su experiencia personal como madre, tú ya desconectas un poco el chip de la atención y piensas: me quiero ir, me quiero ir, me quiero ir... más que nada porque, de qué conoces tú a esa señora del súper?? o de qué te conoce a ti esa vecina de tu tía?? pero bueno, en el fondo agradeces en cierta medida el sentirte protagonista del momento, y te ensalzas a ti misma en un pedestal enorme, altísimo e inalcanzable por el resto de los mortales no preñados, donde reza: ESTOY EMBARAZADA Y VOY A SER MADRE... por eso, básicamente, permites que esa señora desconocida te dispare infinitas balas de información innecesaria para tu existencia, y quiera, por un momento, volver a sentirse protagonista de la historia...

He de decir que toda la parafernalia de "preparación del nido" está costando lo suyo eh?? he recorrido un montón de tiendas por las que antes pasaba como el que pasa por delante de un mojón y no se da cuenta, me he internado en su mundo y confieso que me he dejado atrapar por él, alucinada por la cantidad de cosas que venden para que tu hijo esté agusto y sea un hombre de provecho, que digo yo, realmente será más de provecho con una almohada especial para viajar en el coche? o con un sacamocos eléctrico? o con un muñeco lleno de colores, sonidos estridentes, estrellas, aros, orejas enormes... (si a mí me estresa, imagínate a un bebé, debe parecerle el godzilla de los muñecos) sí, he descubierto que hay una cantidad indignante de cosas que no sirven absolutamente para nada, y recurro a esa frase tan manida de: yo me crié sin nada de eso, y tan gilipoyas no soy no?? qué queréis que os diga, me niego a gastar dinero en cosas tan superfluas e inservibles, cuando lo único que realmente hace falta para que un niño crezca feliz son los brazos de sus padres, sus besos, sus mimos, sus caricias, juegos... en definitiva, su tiempo y su amor, nada más, y el que tenga los santos cojones de decirme lo contrario, encontrará en mí a una futura madre que presenta batalla con la razón de su parte... psé!!! (al final me enciendo... ya verás...)

Bueno, creo que ya está bien por hoy. He resumido (o no tanto) un mes y pico de ausencia por estos lares como mejor he podido, pero ante todo que os quede una idea clara: SOY INMENSAMENTE FELIZ, qué curioso, creí que esta vida no me daría tregua y fíjate, soy inmensamente feliz...

Besos a todos, queridos mios...

lunes, 26 de julio de 2010

NO TODO PODÍA SER PERFECTO

De nuevo por estos lares, en mitad de mi semana 19 de embarazo, deseando ver a mi bebé mañana por la mañana y saber, de una vez, si es niño o niña... qué ganas!! Me he decidido por fin a escribir sobre algo que no esperaba tener que escribir, y es la soledad de la futura maternidad. A ver, me explico porque no quiero dar lugar a malos entendidos ni nada similar.

Estoy prácticamente en la mitad de mi embarazo, disfruto a cada momento de él, de las sensaciones nuevas como el movimiento contínuo del bebé, de los dolores, pinchazos, de los gases, de todo!! no me afectaría negativamente nada de lo menos agradable, si todo lo demás estuviera bien, pero no es así. En casa tengo un apoyo indiscutible, mi Pedro está pendiente de mí siempre, y no me falta amor ni atención. Mis padres siguen ejerciendo tan bien de padres como lo han hecho siempre, y no tengo queja alguna y mis hermanas no lo dudan un instante si necesito algo, al igual que mi suegra. Pero, ¿y los demás? ¿qué fue de aquellas amigas que decían sentirse súper felices por mí, y que pronunciaron aquellas frases (ahora entiendo que vacías) tipo: qué bonito va a ser ver cómo te crece la tripa, o qué guay ir a comprar cositas, o qué ilusión vivir tu embarazo hasta que asome la carita?? me he sentido decepcionada y abandonada. Estoy en la mitad de mi embarazo y aquí nadie asoma la nariz.

De todas es bien sabido, (y digo todas porque esta vez sí que hay que ser mujer para entender qué es lo que ocurre) que una mujer embarazada no es una mujer normal, tiene las hormonas revolucionadas el 99,9% del día, y el 0,1% restante lo invierte en desconectar del mundo (al menos eso hago yo, desconectar de todo y tocarme la tripa sin parar). Lloramos más de lo habitual, nos duelen cosas que antes ni siquiera nos rozaban el caparazón, estamos necesitadas de todo ese amor que sentimos indispensable para sobrevivir, tenemos muy elevado el concepto del cariño, y si antes un beso era agradable, ahora se convierte en necesario, si nos gustaba recibir una llamada determinada de vez en cuando, ahora se hace casi esencial mirar el móvil cada cierto tiempo esperando ver algún mensaje o similar. Quieres contarle al resto del mundo todo lo que ocurre dentro de tu tripa!!! no sólo a tu marido, y a la familia, necesitas contárselo al imenso e insondable universo, y no, no hay respuesta.

He encontrado a dos personas maravillosas en un foro de embarazadas, Mary y Vero, dos mujeres excepcionales, la una madre de una cría de casi dos años que me roba un montón de sonrisas, y la otra, futura engendradora de vida... nos hemos juntado una experimentada en la maternidad, una en vías de experimentar, y otra con ganas de hacerlo, y pasamos horas y horas al cabo del día compartiendo las bondades y las miserias que nos regala la vida en sus procesos de 24 horas. Gracias a ellas mi sensación de abandono es cada vez menor, (y estaría feo agredecérselo, porque de buena tinta sé que ellas se sienten igual que yo, y dar las gracias sobra, ya que es un toma y daca perfecto y equilibrado) pero no por ello se me olvida, no por ello dejo de ser consciente de que se termina una etapa y empieza otra, claramente diferenciada, donde unas personas tendrán cabida (las que realmente quieren estar) y otras no.

Tengo una, para mí, buena costumbre, adquirida con los años y a causa del dolor, básicamente, que es reflexionar sobre todo lo que me ocurre, y, dejándome llevar por esos largos ratos en que no existe nadie más que mi cabecita y yo, he sabido reconocerme a mí misma que esas personas ya no son parte de mi vida, no por falta de ganas o de cariño, el cariño está ahí, pero todos sabemos que un cariño sin alimento muere, igual que una planta, que cualquier ser vivo... Y siento la necesidad de admitir que he llorado por esta pérdida, como si alguien cercano hubiera desaparecido para siempre, y no una, sino varias veces, pero es el único camino que conozco para poder alejar la vista de mis espaldas y volver a mirar hacia adelante.

No escribo esto con pena, ni hay atisbo de resentimiento, pero sí que distingo aún el malestar en mis palabras y, cómo no, en mi interior. Sé que si esas personas algún día quieren volver a compartir sus vidas con la mía, no ofreceré resistencia porque les he querido, y el amor que se da en la amistad es puro y no se olvida jamás, pero eso sólo ocurrirá si el destino quiere que así sea. Mientras, miro hacia adelante, como siempre, abierta a conocer a otra gente, a entregarme como siempre lo hago, sin remordimientos ni condiciones, que son muy feas e incómodas, y a vivir nuevos momentos, acumulando recuerdos en el pozo interminable del antaño.

Por descontado decir que ahora, lo más importante en mi vida, es mi bebé, y afortunada soy de que también sea lo más importante para otras personas que me rodean y me aman incondicionalmente, no todo el mundo puede decir esto con la seguridad de la que sabe que es verdad.

Dicho esto, o mejor, escrito esto, se acabó el tema. A veces es muy fácil desahogar al alma de sus pesares, y más aún cuando ya están asumidos, tan fácil como dejarlos escritos donde los leerán aquellos que quieran leerlos, y los entenderán aquellos que saben entenderme.

Os quiero. Os amo.

miércoles, 30 de junio de 2010

CAMINO DEL 4

Estoy a punto de entrar en la semana 16 de mi maravillos embarazo, y los síntomas por los que estoy pasando son ahora muy distintos de los ya experimentados. Tengo unos ataques de cojones totalmente inesperados, quiero MATAR literalmente a más de un ser humano, aunque afortunadamente freno mis ganas de sangre con unas inspiraciones y espiraciones controladas modo "om" total...

Esto es un sinvivir, todo el mundo opina sobre el embarazo con una gratuidad que a mí me deja pasmada. Frases tipo: -tranquila que esa barriga no es nada, mi panza era mucho más grande cuando estaba del mismo tiempo que tú-, o -madre mía!! pero qué barrigón tienes!! si no estás ni de 4 meses no?? como sigas así explotas- (en ese preciso instante me dan ganas de cagarme en la calavera del que, tan inocentemente, pronuncia esas palabras, pero no es plan de dejar fluir mi ira, abandonaría más de un cadáver tras mi paso...), o -tú por los dolorcillos no te preocupes, que son normales, si no hay mancha, no pasa nada- (reconfortante), o -uy! que te duele mucho la tripa?? deberías ir a urgencias eh?? a ver si va a pasar algo serio y estás tú ahí tan tranquila- (tu puta nación...). Así podría seguir con un largo etcétera de variadísimas teorías en cuanto a cómo, dónde o qué es lo que deberías hacer en cada momento, y yo he llegado al punto, pienso que sabio, de pasármelo todo por el forro de los ovarios, porque total "pa´qué"... Comprendo que en la mayoría de los casos lo que prima son las buenas intenciones, en otros es el simple y egocéntrico protagonismo de la "sabiduría maternal", y yo, a estas alturas en que ando a la gresca con el medio que me rodea casi el 100% del tiempo, he decidido pasarme todo por mi arco del triunfo personal, qué coño!!

Mi tripa está durita y formada, redonda como una pelotita, llena de gases hasta en sus más recónditos y apartados rincones. Yo lucho contra su malévola influencia, me pongo en postura "explosión total", pero nada, ahí siguen. Cuando, sin que yo lo espere, acude uno de esos gases a buscar libertad, cual preso encerrado desde tiempos inmemoriales, no os podéis ni imaginar el viruje que me recorre el cuerpo, un escalofrío que podría compararse tranquilamente con el placer que se siente cuando estás muerta de calor y se abre el grifo encima de tu cabeza con el agua congelada... aaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhh siiiiiiiiiiiiiiiiiii (es triste verdad?? pues es así...) y no creáis, lo llevo muy dignamente.

Resumiendo, estoy jodida pero contenta, es así, tal cual, físicamente regular nada más, aunque hayan desaparecido las náuseas, pero qué queréis que os diga, feliz de la vida sabiendo lo que está por venir. Ahora entiendo esa frase de: cuando seas madre verás que eres capaz de lo que sea por tu hijo, LO QUE SEA. Qué gran verdad, aún no le he visto la carita y ya le amo más que a mi propia vida. Se ha iniciado el viaje de mi vida, el más importante, el definitivo, el que me llevará a la cima más inalcanzable y puede hacerme descender a los bajos fondos, y para el que estoy más preparada que nunca, fuerte, decidida, segura y afianzada en mi posición de dar amor por encima de todas las cosas. Cada paso que doy, lo doy por mi bebé, cada cosa que hago, cada pensamiento positivo, cada plan, cada movimiento... es increíble hasta qué punto es capaz de evolucionar el ser humano, y me queda aún tanto que aprender...

Por cierto, me he embarcado en la tarea nada aburrida de fabricar baberos para mi tomatito, ya llevo 3 y está siendo una experiencia muy gratificante, puedo dejar correr mi creatividad e imaginación y no sabéis lo que es eso para una sagitario en modo "incubación". Al final terminaré fabricando la cosa más complicada que os podáis imaginar... que no?? tiempo al tiempo... aún no sois conscientes del poder de estas manitas...

Desde aquí, ya que es un lugar donde me visita todo tipo de gente allegada a mí, quiero agradecer (a que parece que estoy en los oscar??) de todo corazón, el aguante que está teniendo mi familia, papis y manas, aguantando estoicamente mis arranques de ira, mis caras de culo a veces seguidas de enfurruñamiento total. Mis padres sobretodo son los que están soportándome lo mejor que pueden. Y por supuesto, a mi Pedro, por abrazarme cuando más me hace falta, porque se le iluminan los ojitos cuando le enseño un babi terminado, porque vamos juntos a ver cosas de bebés aunque esté cansadísimo después de trabajar, porque me hace la cucharita mientras dormimos y me recoge, porque me hace sentir la mujer más querida, respetada y enamorada del universo. A los amigos que estáis viviendo esto tan especial conmigo, y a los que no, os quiero igual aunque me cague en vuestra vida XDD... GRACIAS A TODOS, en serio. Se acabó porque estoy llorando otra vez... putas hormonas...

miércoles, 9 de junio de 2010

estoy redonda

Madre mía, un mes sin escribir!! pero qué poca vergüenza tengo... esto es el producto de otra mudanza, cansancio constante, y entrar en estado "multitarea" teniendo en cuenta que el bombito sigue creciendo y empiezo a parecerme seriamente a una peonza...

A estas alturas, ya he visto a mi bebé 2 veces, mañana será la tercera vez que me deleite con sus movimientos aflamencados y su venita payasa, y no os podéis hacer una idea de las ganas que tengo. La primera visita a la ginecóloga privada fue tremenda. Estábamos allí, en la sala de espera, mi madre, mi Piter y yo, esperando a que dijera la enfermera, adelante Ester, puedes pasar. Cada vez que se abría aquella puerta mis ojitos brillaban como los de los dibujos japos cuando descubren que se han enamorado, con todas esas lucecitas intermitentes que hacen que los ojos se vean desmesuradamente enormes en comparación con el resto de la cara, cuello alargado a todo lo que daba, cejas casi incrustadas en el nacimiento del pelo y un interrogante enorme dibujado en los labios que preguntaba: me toca ya??????

Una vez dentro, y siendo consciente del calor que reinaba en el ambiente (no sólo era producto de mi cuerpo, no, allí hacía más calor que en pleno agosto en los montes de málaga), decidí respirar hondo y calmar el pumpum que me martilleaba el pecho, mientras me colocaba aquella "batita" deforme (por llamarla suavemente de alguna forma) que me hacía parecer un saco azul gigante. Lo único que quería en ese momento, aparte de no mirarme al espejo y ser consciente de la imagen tan ridícula que me ofrecía, era tumbarme en la camilla y ver por fin si mi renacuajito estaba bien. No era consciente en ese momento de lo que iba a aparecer en la pantalla, ni de cómo podría llegar a sentirme. Entonces fue cuando Marta, mi ginecóloga, encontró a mi champiñoncito dentro de mí, y cuando vi a ese ser diminuto, moviéndose como una lagartijilla, levantando los bracitos y sacando el culete hacia afuera, moviendo las piernecitas en plan "sirenita de disney", justo en ese momento, es cuando fui consciente de que ESE era MI HIJO, mi bebé, el ser que habíamos creado hacía 2 meses y medio mi Piter y yo, nuestro "fruto de amor" (puede sonar todo lo cursi que os apetezca, pero no hay un calificativo más indicado).

Me dio por mirar de soslayo a mi madre y examinar su expresión, no había demasiado que examinar, la boca abierta de par en par, los ojos redondos como platitos de café, y una frase que lo dejaba todo clarísimo : uuuu!! en mis tiempos no existía esto eh??? (estaba flipadísima). En cuanto a mi Piter, su apariencia tranquila no tenía nada que ver con lo que transmitía su respiración: nervios, emoción... le conozco muy bien, y sé que estaba emocionadísimo, de hecho, instantes después le dio una bajada de tensión en plena consulta, que solventamos a la salida del hospital con un par de donuts de chocolate y un zumo (cosa que no le costó ningún trabajo meterse entre pecho y espalda vaya...).

En cuanto a mí... bueno, supongo que todas las que habéis pasado por esto habéis sentido algo parecido, en cuanto le vi lloré, sí, de felicidad, de sentirme colmada hasta en el más nimio de los sentidos, de saber que en ese momento era capaz de cualquier cosa, de volar, de gritar, de decirle al mundo entero que nada, absolutamente nada de lo que ocurriera en ese momento, podría evadirme de ese estado de éxtasis perpetuo en que había entrado, y en el que aún sigo sumida, con mis cambios de humor, con mis llantos compulsivos y mis ganas de bailar, con mis noches de insomnio y mis carcajadas descontroladas, con todo lo que sé que soy.

En este momento estoy acercándome peligrosamente al estado "bola de queso", que me encanta por otra parte. Mi tripón es exagerado para 3 meses de embarazo, aunque todo el mundo me dice que está genial, que es perfecto, pero es alucinante, ha cambiado hasta mi forma de caminar, lo hago como una mujer embarazada, ahora sí, y me vuelve locaaaaaaaaaaaa, me encantaaaaaaaaaaaaaaa!!! Hace una semana tuve una mini-crisis tipo: -pero qué gorda estoy!!! así no le voy a gustar a mi Piter en la vida!! no se va a atrever a tocarme con este tipo que se me está poniendo!!-, pero en seguida me dije: -madre mía, estoy preñada...- creo que no necesito decir nada más.

En fin, que mañana me espera otra visita a la clínica, a ver a mi pequeñito, a deleitarme con sus movimientos descontrolados y sus "saludos a cámara" (yo creo sinceramente que va para actor o algo así eh? aunque Piter tiene otra teoría: es un alien, supuestamente por el tamaño descompensado de su cabeza, aunque creo que no se ha fijado en que, tanto él como yo, andamos bien surtidos de perola... sin comentarios...). Esta vez iremos con mi suegra, que espero que no se ponga a gritar como una loca de la alegría!!! está tan emocionada que yo creo que en cualquier momento se me desmaya... Será otra tarde mágica, otro momento inolvidable más para grabar en la retina y en el alma, a fuego...

sábado, 8 de mayo de 2010

TODAS ESAS PRIMERAS VECES

Ya estoy casi de dos meses, y en todas estas semanas estoy aprendiendo a marchas forzadas sobre el comportamiento de mi cuerpo, de mi mente, incluso de mis arranques sentimentales, más de lo que he podido aprender en el tiempo que llevo con los ojitos abiertos al mundo.

El título de esta entrada no es gratuito, tiene toda la lógica del mundo cuando, de repente, eres consciente de que, tras 32 años de vida, nunca antes habías acariciado compulsivamente tu tripa mientras andabas por la calle o intentabas conciliar el sueño por las noches, nunca habías hablado contigo misma siendo consciente de que había otro ser (aún inconsciente de las palabras que se le dirigen) creciendo dentro de ti, ni te habías planteado la posibilidad de engordar hasta el límite insospechado que supone no volver a ponerte ninguna, repito, NINGUNA, de las prendas que tienes en el armario, aun cuando siempre guardas cierta parte del vestuario "por si engordas unos kilitos". Entonces todo un universo de posibilidades se abre de pronto ante ti, y descubres, por primera vez, las tiendas de ropa premamá, te ves a ti misma abriendo páginas de internet donde blusones, sujetadores de lactancia, cinturones premamá, pantalones con banda elástica, braguitas especiales, vestidos con hueco para pasajero y demás prendas exclusivas, conviven en absoluta serenidad unas con otras, ante la mirada incrédula y la boca abierta que muestras mientras "pinchas" de un enlace a otro.

Es inevitable sentir el deseo compulsivo e irresistible de lanzarte a la calle a buscar esas tiendas maravillosas, y gastarte todo lo que tienes en el banco (que en mi caso no es que sea mucho, de hecho es una mierda) en adquirir, al menos, una prenda representativa de cada tipo... y entonces, te posee una liviana (y digo liviana porque no es que sea muy profunda) oleada de sensatez y te dices: a ver, estoy a dos velas, sólo llevo embarazada 8 semanas, esta bartola es producto de mis queridos amigos gas y estreñimiento (inseparables compañeros de viaje últimamente)... chiquilla, espérate a estar de un mes más por lo menos!!! ansiosa de los cojones!!! (yo es que soy muy de regañarme a mí misma, debe ocultar un morbo intrínseco que no acabo de entender).

Confieso que me ocurre lo mismo con las cosas de bebé... voy a la farmacia, antes me quedaba mirando las cremas para la cara, los cacaos de sabores, los caramelos esos para la tos... ahora no le quito ojo a los chupetes (que hay de mil clases, yo no sé el día que tenga que comprar uno lo que voy a hacer, tengo que pillarme un cursillo avanzado por internet...), las tetinas, los potitos, los pañales, las cremas especiales para evitar la irritación... es una pasada, y estas cosas también es la primera vez que me hiptotizan, como si de sus cuerpos inertes salieran brazos invisibles que me cogieran la cara y me obligaran a mirar una espiral interminable (he visto demasiado Sin Chan :S), en fin, que parezco gilipoyas cuando entro en una farmacia, el otro día, de hecho, me tocaba pedir y el farmacéutico me pegó una voz porque estaba examinando exhaustivamente la diferencia entre dos chupetes (mu fuerte vaya...).

Y qué me decís del momento: quiero echar un polvo pero tengo to el canguelo porque hay un bichito dentro de mí??? ehhhh??? EEEHHHH?? porque no tiene desperdicio... tú deseándolo, tu pareja más todavía (bueno, esta afirmación la he hecho demasiado a la ligera, porque yo juraría que le gano...), y estás ahí aguantando el tipo como una campeona diciendo... no cariño, vamos a esperarnos un poco, que es muy pronto, que vaya a ser que se joda todo, que no se qué... hasta que un día le echas la mirada del tigre, te enganchas del quicio de la puerta como una leona que observa de lejos la melena al viento de su león, dorada y ondeante bajo los rayos del sol del atardecer, y dices: a tomar porculooooooooooo!!! no aguanto máaaaaassss!!! sí, esta es otra primera vez muy pero que muy interesante, por no decir extraña, pero mola bastante...

El caso es que, de cualquier manera, estoy disfrutando a tope de todas estas primeras veces, reteniéndolas en mi recuerdo como un tesoro incalculable, del que no puedo hacer alarde más que conmigo misma, ya que sólo cada una de nosotras, que hemos pasado o estamos pasando por ello, entiende qué se siente ante la llegada de un ser creado de la nada a base de amor, ilusión, esperanza, sonrisas, palabras hermosas, buenos deseos y mejores intenciones.

Sólo espero que cuando saque la cabeza por el lugar tan estrecho que tiene que sacarla, sea lo suficientemente fuerte para aprender rápido, que esta vida es de los que nos la comemos con las manos, sin respirar, sin demoras, sin tiempo para perder ni un minuto, devorando cada segundo y haciendo que sea mágico, qué tonta me pongo cuando me excedo en el consumo de azúcar...

sábado, 24 de abril de 2010

MENUDAS NOCHES

Estar embarazada es una de las experiencias más maravillosas que puede vivir una mujer, estoy totalmente de acuerdo con esta afirmación porque soy una de esas mujeres que se sienten flotar por encima de todo el universo conocido, y del desconocido también. Pero alguien se ha parado a preguntarnos si es oro todo lo que reluce?? a ver, en términos generales me siento afortunada, feliz, completa, rebosante de energía, positividad, hermosura... pero no tenéis ni idea de las noches que paso...

Llega la hora de ir a la cama (que siempre intento que sea lo más tarde posible, aunque esté cayéndome desde las 8 de la tarde) y comienza la pesadilla. Te levantas cada media hora a orinar, que digo yo... de dónde cojones me sale tanto líquido??? se cuela por mis poros sin que me de cuenta y va a parar a mi vejiga?? hay algún duende malvado que me abre la boca dormida e introduce una sonda hasta mi estómago con medio litro de agua cada vez que vuelvo a la cama después de mear?? mis tejidos internos producen cantidades indecibles de líquido que mi vejiga absorbe por decisión propia?? no lo entiendo!!! si no bebo agua en toda la noche, porqué necesito mear otra vez cuando acabo de quedarme dormida???

Después está el tema "doblémonos de dolor", que, sin duda, es mi favorito, tú estás tan tranquila, tumbada boca arriba, notando cómo morfeo te atrapa, con el permiso, claro está, de tu señora bolsita de pis, y de pronto notas un pinchazo terrorífico en el bajo vientre, un dolor tan agudo y desagradable que sólo puede compararse a un dolor producido por los gases cuando ya estás a punto de explotar y no eres capaz de expulsar de tu culo ni un mínimo y asqueroso hilito de aire, no no, y estás ahi retorciéndote de dolor pensando, diosssss que desaparezcan mis pedos por favoooooorr... pues lo mismo, pero multiplícalo por 10... te retuerces en la cama, te agarras la barriga, giras de un lado a otro, respiras más rápido o más despacio, depende cómo te pille... tratas por todos los medios de no gritar (para no despertar a tu querido amor, que ronca plácidamente a tu lado mientras te encantaría agarrarle del cuello y decirle: TODO ESTO ES POR CULPA TUYA MAMONAZOOOOOOOOOOOO!!), para no despertarle, pobre, está cansado (tú no claro, no duermes más de 3 horas seguidas y te pasas el día con ganas de vomitar, dolores de todo tipo, pero tú estás fresca y divina de la muerte), y así pasas los siguientes 10 minutos, cuando por fin eres capaz de levantarte y sentarte en el baño a volver a hacer pipí, aún rabiando un poco por el dolor, y eres consciente de que son poco más de las 4 de la mañana, y que aún te queda tooooooooda una noche de aventuras por delante.

No he nombrado las ganas inmensas de echar hasta la primera papilla cuando estás en pleno retorcimiento en la cama, porque de tanto dolor, queridos y queridas, también te entran ganas de vomitar, pero para qué hacer más escatológico el momento, que ya va cargado de su dosis desagradable de detalles...

No quiero hablaros de cómo me levanto por las mañanas (pero lo voy a hacer, total, ya puestos...). Mi pelo no es pelo, es una maraña indescriptible de algo que parece cabello humano, tengo ojeras, el rictus de una abuela de 80 años, me duelen los riñones, tengo náuseas, los ojos están medio cerrados y sólo pienso en una cosa: DORMIR... pero qué hago en vez de eso?? intento olvidarme de la noche tan sumamente asquerosa que he pasado, me agarro la barriguita delante del espejo, sonrío a esa mujer demacrada que me mira, y le digo: eres afortunada pequeña, y tú también pequeño (hablándole a mi lentejilla claro), tienes una madre con dos pares de cojones, a falta de uno...

Así que, por más que me pesen las noches, por más horrible que me sienta en determinados momentos del día, insisto, adoro estar hecha una mierda, y mil veces más lo estaria a cambio del regalo que recibiré dentro de unos 8 meses. HE DICHO.

jueves, 22 de abril de 2010

UN GRAN MIEDO

Ya me han preguntado varias personas qué sentí al ser consciente de que iba a ser mamá. Bueno, si soy fiel a la verdad la primera sensación que me invadió la garganta y fue bajando hacia el resto de mi cuerpo fue MIEDO, miedo en su estado puro. Os cuento la escena al completo porque no tiene desperdicio.

06:30 aproximadamente de la madrugada, siento que me hago pis y me levanto para ir al baño. Ya tenía preparada la prueba de embarazo y el vasito de plástico en la mesita de noche, para no perder ni un minuto. Mi ciclo estaba durando ya 36 días, cosa que me tenía mosqueada, ya que suele ser de 28 a 30 días normalmente, pero bueno, todo puede pasar, por estrés, por las hormonas que últimamente las tengo más "pallá que pacá", etc. El caso es que ya no dejaba pasar un día más sin hacerme la prueba. Aún con los ojos cerrados cojo el citado vasito a tientas y voy al baño, hago mi pipí con asombrosa puntería para mi estado de sonmolencia, y meto la prueba en el vasito, cuento hasta 10 (se suponía que eran segundos, pero vete a saber si lo conté bien o no, qué más da) y la dejo encima del lavabo mientras me levanto y me miro al espejo la cara de muerta. Me sorprendo de las ojeras, a qué vienen?? he descansado bien, llevo días descansando bien, porqué tengo estas ojeras de mierda?? joder qué asco... miro la prueba de reojo, me parecen ver dos rayitas (no no no, no puede ser...), me rasco los ojos, me invade una oleada de calor que me enciende la cara, cojo la prueba y la pongo debajo de la luz, para ver bien, coño!! que hay dos rayas!! aaaaahhhhhh!!!!! me atraganto, me cojo el pelo, no sé a dónde mirar, la pared, el suelo, el lavabo, la prueba, el suelo, la prueba, el lavabo, la pared... ay ay... la vuelvo a mirar, que sí, que hay dos rayas, madre mía!!!!! PÁNICO ABSOLUTO...

Decido calmarme usando esa técnica manida de: yo puedo con esto, soy una mujer completa, tengo po... no, esto no joder... a ver... yo me controlo, me conozco, no pasa nada, a ver, estás preñada, ponerte nerviosa no puede ayudar al bichillo que tienes ahí dentro, bueno, voy a llamar a Pedro... Voy a la cama, cojo el móvil y marco "Pedro amor" (es el único pedro que tengo en la agenda, pero me encanta eso de que se note que es mi man jajaja)  piiiiiiiiiii piiiiiiiiiiiiiiii dime!! (voz con un pequeño tono de preocupación por la hora 06:48 de la mañana, cuando suelo estar roncando como una cerdita normalmente) -cariño, que tengo dos rayitas- -que tienes dos rayitas de qué?- -que me he hecho la prueba y tengo dos rayitas- -y eso significa...- -que estoy preñá joe!!- la conversación siguiente no la recuerdo bien, sé que le dije que estaba muy nerviosa, que él me dijo que me calmara, que fuera al médico, que pidiera cita para que me vieran... no lo recuerdo bien la verdad, el caso es que recuerdo una de las últimas frases que me dijo -qué guay nena!- y eso, pa mi Pedro, es: soy el hombre más feliz del mundo...

Después llamé a mi madre, me dio el ataque de felicidad absoluta, me vestí y me fui al inem a sellar que me tocaba ese día, en la cola me sentía diferente al resto, aunque no me sentía como una mujer embarazada (de hecho hoy, una semana después, aún me cuesta sentirme como una mujer embarazada), sino como una mujer que estaba feliz ante la cara de amargura que tenía casi todo el mundo en esa maldita cola...

Cuando volví a casa, después de que me dieran cita para la matrona, volví a repetir la prueba, supongo que para cerciorarme de que la primera no había fallado (cosa que era prácticamente imposible), y claro, obtuve otro positivo como un capote de grande, así que nada, yo y mi felicidad nos fuimos a desayunar y a decirle a Yacko entre risas: eyy nanooo vas a tener un hermanito humano... que seguramente te va a destrozar en cuanto pueda tenerse en pieeee... (espero y deseo que Yacko no entendiera nada de lo que le dije, sino, pobre, yo me hubiera fugado).

Lo único que deseaba esa mañana es que pasara rápido y que llegara Pedro a casa, achucharle, mirarle a los ojos, ver su expresión, adivinar sus pensammientos... yo qué sé!! estaba pletórica... el día transcurrió así, sobándome la barriga (tremendamente hinchada, empiezo a tener complejo de globo sonda), sonriendo, suspirando, con gusanillo en la boca del estómago, y pensando no sé cuántas paranoias más.

Confieso que esta responsabilidad a veces me parece tan tremenda que se me hace enorme e interminable, se trata no sólo de traer un hijo sano al mundo, parte en la que prácticamente todo depende de ti, y algo de parte del destino, sino de traer al mundo un ser que dependerá de ti una serie de años en los que deberás procurar hacer de él una gran persona, con valores, sentido común, libre... y es tanta la responsabilidad, y tantas las ganas, se mezcla ese terror escénico con la seguridad de sentirte capaz de hacerlo, es una sensación muy interesante y ambigua. Por un lado dices: joder joder la que se me viene encima, debería empezar por dejar de decir tacos... y por otro dices: esto va a ser pan comido, somos perfectamente capaces de hacer que todo funcione... qué hermosa contradicción!!

Ahora estoy disfrutando de todos esos síntomas que tenemos la embarazadas de casi 6 semanas, unas más y otras menos (yo soy de las que más... sí...), náuseas, mareos, ascos, dolores de riñones, de ovarios, de espalda, arcadas, ganas de llorar incontrolables, y a la vez ganas de reir, también incontrolables claro, sino, no tendría gracia... pero sabéis qué?? que nunca en mi vida me ha hecho tan feliz sentirme tan hecha mierda!